MiƩrcoles de ceniza

 No todo es malos recuerdos. Siempre me ha gustado la junataba con amigos para hablar de cualquier cosa que nos hara reir, y por causa de mis reflexiones, algunos podrĆ­an pensar que ya no soy ese. 

Porque es lo que suele pasar cuando alguien se convierte al evangelio, todo es reproches y resentimiento. Por eso, yo tampoco me hacĆ­a a la idea de como alguien que dice estar con Dios, estĆ” solo recordando lo malo que fue su vida y demĆ”s. Si no fuera por esos buenos recuerdos ¿Que serĆ­a de nosotros? Pregunto yo.

Cuando digo que las cosas pasaron como tenĆ­an que pasar, tambiĆ©n me refiero a las cosas buenas, y a las personas que fueron buenas. ¿Cuantos buenos recuerdos de amigos y familiares? porque ciertamente, hubo muchas anĆ©cdotas divertidas y, serĆ­a un error omitirlas en mi historia de vida.

Por eso esta noche, les quiero compartir una historia que muchos de mis amigos van a recordar, una historia que me pedĆ­an que se las contara a alguno que de repente pasaba a saludarnos, solo por que querĆ­an volver a escucharla, ahĆ­ en la esquina de la tiendita de la esquina.

En aquellos aƱos, para quienes no sepan de quƩ va este rollo, les cuento que, cuando dejƩ la secundaria, la mayorƭa de mis amigos seguƭan estudiando. A mƭ me gustaba contarles mis historias del trabajo, y no lo nieguen, amigos, les gustaba escuchar mis historias. Les contƩ muchas anƩcdotas de cuando vivƭa con mi abuela en la colonia La Mica, y de los personajes que fui conociendo en mis andanzas

La historia que contaré es 100% real no feik. No ya en serio, si es real completamente, no le metí de mÔs ni nada, así tal cual pasó.


La historia que hoy les contarƩ es:

LA VEZ QUE DESCUBRƍ EL MIERCOLES DE CENIZA.


Bueno, yo trabajaba en ''Shaolin'', mi alma mater de la carpintería. Era un local que estaba en la calle Velasquez de león, en el centro, el cual se especializaba en manualidades de madera, material didÔctico y muebles escolares.

Siempre me ha gustado caminar la neta, no sé porque me gusta mucho. Cuando salía de ''Shaolin'', muchas veces me iba a caminar al zócalo, me echaba un elote, un refresco, lo que sea, el chiste era distraerse.


-Una historia rÔpida- en uno esos paseos, en el Zócalo específicamente, me topé con un señor al parecer desamparado, se miraba sucio y así, se ponía con un tablero de ajedrez a jugar por propinas. Yo ya sabía los movimientos de dicho juego, pero no conocía sobre técnicas. Después de verlo jugar un par de juegos, que me animo. El don me dio una bailada, que fue donde realmente le agarré ese gusto al juego, no podía concebir como había cosas en el tablero, que yo no podía ver, fue algo chingón.


Bueno, una tarde saliendo del trabajo, me dispuse a ir por mi dosis de caminata, y casi de inmediato, a escasos metros de aquel local en el que laboraba, me percatƩ de algo bien curioso, algo absolutamente desconocido para mƭ.

Era el "mĆ­ercoles  de ceniza", una tradición que yo no conocĆ­a. HabĆ­a caminado pocos metros, cuando vĆ­ a la primer persona con la tradicional cruz en la frente, pensĆ©: que lunar mĆ”s raro. SeguĆ­ caminando, serĆ” a unos 30 metros que vi a un par de personas con la misma marca. -Mch! Orale, serĆ”n parientes. Dije entre mĆ­. SeguĆ­ sin prestarle mayor importancia.

SeguĆ­a caminando y, a lo lejos, al otro lado de la calle por ejemplo, miraba a uno, despuĆ©s a otro. -Chale... 

Me empecƩ a sacar de onda.

Banda, conforme me acercaba al Zócalo veía a mÔs gente con la marca, y creanme, de verdad, a pesar de haber nacido en el seno de una familia católica, yo desconocía totalmente sobre ese ritual.

En un cruce, recuerdo a una avalancha de feligreses que se dirigĆ­a a mĆ­, con esa cruz en la frente, y yo asĆ­ de... -no digas...- y que les saco la vuelta banda.

Ya me estaba poniendo nervioso, y en medio de ese nerviosismo, se me ocurrió que, deberĆ­a verme en un espejo o algo, me preguntĆ©: ¿no tendrĆ© esa cruz yo tambiĆ©n?-. Jajajaj la neta ya estaba sacandome que onda. Que me la rifo, me detuve al lado de un coche, y me acerquĆ© lentamente... y nada -uf!. Dije entre mĆ­.

Yo no me atrevĆ­a a preguntarle a nadie, mi temor era real, temĆ­a que si le preguntaba a alguien sobre esa cruz, me respondiera: -¿cual cruz?- lo temĆ­a por que esa serĆ­a mi seƱal, la seƱal de que estaba viendo cosas que no estaban ahĆ­. En fin, tuve que preguntar, y la verdad no pasó gran cosa. 

Le preguntƩ a un seƱor, que quƩ era esa marca, y me dijo, naturalmente, que era miƩrcoles de ceniza, y yo asƭ de: no me rompas los... sesos!- Jajajaj descansƩ banda, no estaba quedando loco, solo habƭa descubierto el miƩrcoles de ceniza.


Le doy gracias a Dios por tener la oportunidad de compartirles esta historia, una que a mis compas en aquellos aƱos les gustaba escuchar. Saludos y buenas noches.


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