Cambios reales

Hola a todos, hoy les quiero compartir sobre mi experiencia personal de transformación. Hay cosas que no se logran vislumbrar cuando enfrentas desafíos internos, pero una vez que logras sobreponerte a estos, puedes ver con claridad el panorama.


Cuando mi necedad estaba en pleno apogeo, mucha negatividad pasaba por mi pensamiento, los ataques a mi persona por ser lo que era, me hacían ver lo peor de los demás.

Pensaba: yo no he hecho esta cosa, yo no he hecho tal otro. Haciendo una clara referancia a aquellos errores, (o incluso crímenes) de muchas de las personas que me rodeaban.

Es decir, gracias a toda la información en internet, cualquiera puede echar culpas, podemos por ejemplo: culpar a la sociedad por ser lo que somos, o a nuestros padres por no ponernos la atención suficiente o, en los peores casos, por habernos heredado sus costumbres nacivas. Es cierto que los que comparten esta información no lo hacen con mala intención,  pero si no tenemos un contexto, una orientación adecuada, podemos caer en la justificación, en un ejercicio innecesariamente prolongado de autocompasion. 

Esta es una especie de paradoja informática, la información es abundante y mayormente bien intencionada, pero sin una reflexión genuina que nos orilla a aceptar nuestros errores, esta información nos lleva a externar nuestros males internos.

En mi caso personal, gracias al evangelio caí en cuenta que, de todos lo pecadores, yo soy el primero. Esto implica que, si bien el mundo hizo lo suyo para hacerme lo que soy, primero debo aceptar mis propios errores. Dios sabe que, por la gravedad de mis males, donde sea que yo buscara ayuda nadie estaría dispuesto a ayudarme, es más, ni siquiera tendrían las herramientas para hacerlo.

Lo que quiero decirles es, primero: no estoy aquí para hacerles ver sus errores, ese es un trabajo que cada quien debe hacer por su cuenta. Hay muchos que cuando se dirigen a Dios, dicen: sé que he hecho cosas malas. Sepan que, esto incluso los ateos lo saben, todos sabemos que hacemos cosas malas. Segundo: por experiencia les digo que, el único capaz de perdonarte, es Dios por medio de Cristo Jesús. Tercero: ya no veo las cosas malas en los demás, lo que veo son ganas de hacer las cosas bien, veo, en los rostros y el comportamiento de muchas personas esos sentimientos sin procesar.

Entiendo que, este acercamiento a Dios no les llama la atención a muchos, lo veo en el desprecio que hay hacia los predicadores. A aquellos que desprecian a los ''hermanos'' les digo que, es comprensible completamente, todos hemos conocido al ''hermano'' que se hace de enemigos por cosas banales, el ''hermano'' que maltrata a sus semejantes o a los animales, el ''hermano'' que se hace de riquezas. No es secreto que hay hipocresía, es natural que la imagen del evangelista este manchada, incluso los pastores lo saben.

Bueno sería que la gente se alejara de ellos por ser fieles a las exigencias de la palabra: aceptación; perdón; poner la otra mejilla; ayuno; oración. Pero la realidad es que lo hacen por esa mala imagen que tiene. Yo también fui un crítico a su forma hacer las cosas cuando leí el evangelio, pues al igual que ustedes, veía que solo aplicaban lo que a cada quien le convenía, por lo que unirme a ellos no lo veía como una opción, aunque debo decir también que, más que por la falsedad, me avergonzaba la idea de hacerme ''hermano'', de que me vieran como un ''simplón'' que no supo hacerle frente a la situación. Sin embargo, a causa de mi situación insostenible, me acerqué a un templo, solo para darme cuenta que, ni siquiera ahí podía recibir esa ayuda.

Familia, amigos, conocidos, quiero decirles que, ustedes tienen razón cuando hablan de esa falsedad, pero, también ellos tienen razón cuando dicen que solo Dios por medio de Cristo Jesús, puede salvarte.

Congregarte es buena idea, pero, un acercamiento a Dios, haciendo un desglose de todos tus pecados, lo puedes hacer en cualquier lugar, darle a necesitado, lo puedes hacer sin necesidad de vestir con camisa y pantalón de vestir, anunciar el nombre de Jesús como el único camino, lo puedes hacer sin que una autoridad terrenal te diga que ya estás listo.

Los escépticos nunca faltan, no creen en cambios como el mío, porque apenas hace un mes aún seguía haciendo cosas desagradables a Dios, pero, como ya se los conté, fue hace alrededor de 4 años que comencé con mi búsqueda, aunque me vieran haciendo y deshaciendo, en la soledad, en los momentos más duros, me aislaba y le pedía piedad al Señor, y después que se me pasaba la congoja, volvía a lo mismo, así es como funciona, después de todo, ¿quien era yo para ser inmune a las recaídas?, no obstante, seguí y seguí, hasta que Dios me dio el entendimiento, porque sepan que, esto es más que un sentimiento de paz interior, es un entendimiento, una comprensión del porque de las cosas, una certeza absoluta de que estás por el camino correcto, y cuando tienes esa certeza, no hay motivos ni ganas de volver a ser el que antes fuiste.

Cuando aun no comprendía las cosas, ahora me doy cuenta que, subconsciente mente, hacía caso a mis impulsos porque no había nada por lo que mantenerme bien portado, el daño estaba hecho y parecía irreparable, ahora, que tengo este entendimiento con los míos, que me abrí y les conté sobre mis luchas, veo que regresar a los viejos hábitos, sería lo peor, esta es mi última oportunidad.

Ahora, el único que sabe el futuro está allá arriba, por eso le pido a diario que me mantenga en el camino, pues el mundo seguirá con sus ataques, y ciertamente, tienen los medios para hacerme sufrir aun más de lo que lo han hecho, y no sé cual pueda ser mi límite, pero con certeza les digo que, ni motivos, ni ganas, ni tentación tengo de volver a mi comportamiento autodestructivo, como antes lo sentía, eso es algo que se siente, de verdad, nunca había sentido dentro de mí tal rechazo a aquellas manías en las que por mucho tiempo me refugié.


Le doy gracias a Dios por permitirme compartir y por aquellos que leerán esta líneas. Saludos amigos.

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