Buenos dÃas amigos. La razón por la que hoy les escribo es para compartir un testimonio personal sobre la liberación sentimental y mi relación con la religión.
Sobre el derecho a decir las cosas.
Respecto a muchas de las reflexiones que les comparto, he de decir que no son cosa nueva en mi mente. Algunos de mis más cercanos, aquellos que al igual que yo gustaban de una charla profunda sobre diversos temas, saben que mis conclusiones, independientemente del tema en cuestión, muchas veces tendÃan a ser, digamos, inesperadas.
Sin embargo, a pesar de confiar en la objetividad de mis opiniones, nacidas de una profunda reflexión, no me sentÃa con derecho de compartirlas públicamente. La pregunta aquà es: ¿por qué?. Esto era debido principalmente a 2 cosas: culpa y el resentimiento.
Cargar con estos sentimientos por tanto tiempo, para después sobreponerme a éstos, me hizo darme cuenta de los efectos negativos que tenÃan en mÃ.
En algún momento, estos sentimientos sin procesar empezaron a manifestarse fÃsicamente. Pues tiempo antes de yo confesar mis pecados, sentÃa una sensación asfixiante que yo atribuÃa a cuestiones biológicas, pensaba que eran sÃntomas de esos hábitos insalubres perpetuados por tantos años. Gran sorpresa me llevé cuando esas sensaciones desaparecieron al yo escribir y compartir mis dolores y debilidades, asÃ, como por arte mágico.
Uno de los beneficios inmediatos de mi confesión, fue la negación por regresar a los viejos hábitos. Un sentimiento que nunca habÃa experimentado, pues todas las ocasiones en las que yo lograba sobreponerme a esas costumbres, ciertamente eran un acto de represión, es decir, ''me aguantaba las ganas''. No es el caso hoy.
Otro de los beneficios de los que no fui consciente de manera inmediata, fue la seguridad que hoy siento para compartir las reflexiones que por tanto tiempo me habÃa guardado. Me doy cuenta que la culpa y el resentimiento eran como suciedad estancada que me impedÃan expresarme.
Sobre la religión.
Es cierto que, al no practicar la religión, doy la impresión de que hablo de cosas que no me corresponden, o que intento desesperadamente aparentar mi cambio, pero la realidad es que las religiones y el esperitualismo siempre me han causado gran curiosidad.
EspecÃficamente, respecto a mi interés por el credo, me gustarÃa contar una anécdota que por casualidad recordé el dÃa de ayer.
Anécdota
Cuando yo iba a la secundaria, como muchos de mi generación, fui muchas veces al ''ciber'' para hacer tareas que me dejaban en la secundaria. Al ser el internet una tecnologÃa que conocà desde muy joven, leer sobre diversos temas era algo que me resultó completamente natural. Es bien sabido que, en aquel internet joven no existÃa este fenómeno del entretenimiento masivo, por lo tanto, unas de las formas de ocio más popular era: leer blogs.
Leà sobre diversos temas, tantos que no podrÃa recordarlos todos. Entre todos esos post que leÃ, hubo uno que me desconcertó bastante. Por azares del destino, llegué a un blog que hablaba sobre la religión. Y algo que me sacó de mis casillas fue leer sobre religiones relativamente nuevas, religiones fundadas por personas comunes.
Yo no sé si era una inocencia mÃa pero, a mà esto, a la edad de 13 años me ''voló'' la mente, para mà la religión era algo que ya estaba y nunca pensé que cualquier persona podrÃa fundar la suya.
Esa inquietud por compartir siempre latente en mÃ, se expresarÃa en forma de blog. Inspirado por aquella revelación, me creé un espacio digital usando el mismo gestionador de blog's que uso hoy. El titulo de mi primera entrada (y creo que la última) era la siguiente pregunta: ¿fundar tu propia religión?. O algo asÃ. En ese post, yo explicaba mi sorpresa al enterarme que cualquier persona podrÃa fundar su propia religión y, muy probablemente, expresé mi opinión personal al respecto. 😌
Dada mi perspectiva nueva de la vida que nació del proceso al que me sometÃ, me doy cuenta que, aunque bien intencionado, no habÃa vivido lo suficiente como para expresar una opinión personal sobre un tópico tan relevante históricamente, como controvertido.
Esta mañana me fascino por las vueltas que da la vida, tanto buscarle, tantos giros inesperados en mis aspiraciones, para al final, regresar a un tema que me habÃa intrigado desde que era un adolescente.
Le doy gracias a Dios por permitirme compartirles una vez más. Saludos y buen dÃa a todos.
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