El Evangelio y sus críticos: aclarando malentendidos comunes

Buen día a todos. El tema de hoy es respecto a la posición en la que una persona al convertirse se coloca. Si bien predicar el evangelio es ya motivo para ser objeto de protestas, muchas de estas, están lejos de la realidad. Hoy me gustaría intentar aclarar algunos puntos.

Antes de comenzar, me gustaría aclarar que se podría ahondar mas en cada uno de estos puntos presentados a continuación. Sin embargo, a causa de los variados temas que pretenden tratarse aquí,  me veo en la necesidad de plantearlos de forma concisa, para después, darles seguimiento si Dios así me lo permite.
 

El evangelio es una forma de evasión 

Algunos argumentan que buscar la reconciliación con Dios es una forma de huir de los problemas reales o de evitar enfrentar las consecuencias de las propias acciones.

Ante esta protesta, debo decir que este argumento no podría estar más alejado de la realidad, puesto que implica que, al convertirse una persona, ahora siente que está libre de las consecuencias de sus errores. Vivimos en una sociedad que no olvida, y que además, gran parte de las normas que la rigen, implica pagar las consecuencias de nuestros actos. De modo que, si alguien está en prisión por cometer un crimen, ¿ahora que se convierte tiene la esperanza de salir libre? Claramente no. Pagar por los pecados es la regla del mundo, pero esta es otra confusión que existe sobre el llamado "karma". Sepan que ese mecanismo no es una regla universal ni impuesta para "hacernos pagar"; es la consecuencia natural de la rebeldía.

Nuestro hogar es el reino de Dios; el mundo es la calle a la que salimos por rebelarnos. Cuando uno cría a un hijo, le enseña las reglas del hogar para vivir en armonía. Pero si el hijo es rebelde, puede salir a la calle impulsado por su rechazo a las normas. El padre, al ver las intenciones del hijo, le dirá: "Hijo, yo no puedo protegerte allá afuera; vas a sufrir".
De modo que no hay ninguna evasión de la responsabilidad al convertirse. Si se ha de pagar por los errores hasta el último día, el convertido tendrá que comprenderlo. No es tarea del evangelista cambiar las reglar del mundo, sino intentar guiar los corazones para Cristo, una gran diferencia que muchos no notan.


La religión es un instrumento de control

Existe la percepción de que el mensaje del evangelio se utiliza para someter o controlar a las personas, en lugar de ofrecerles una verdadera liberación espiritual.
Cuando se habla de la religión institucionalizada, esto es totalmente cierto. Por lo tanto, a aquellos que buscan la certeza, que buscan sentido a su vida, yo les aconsejo buscar a Dios de forma personal. Haz lo que dicta el evangelio predicado por Cristo Jesús, pero hazlo con el corazón.

Ahora, hay algo importante que debemos aclarar respecto al control. Vivir bajo las reglas de Dios, por consecuencia, es ir en contra de las normas del mundo, de las ideologías aceptadas por las masas. He de aclarar que no se busca  cambiar esas normas, pues el mundo seguirá su curso hasta su destino. Mas bien, es poner de manifiesto la confusión, la incertidumbre y la injusticia sistemática. Exponer la verdad.
Vivir bajo las reglas del mundo es aceptar las normas cambiantes que unos cuantos imponen. Es decir: "A mí no me importa nada más allá de mis asuntos". El asunto es, que si vivimos en un mundo donde, ya sea por dinero o poder, unos pocos imponen su voluntad, ¿no les resulta bastante conveniente la ideología individualista promovida por los no religiosos? Siendo este el caso, ¿quiénes son los controlados? ¿Los que se oponen o los indiferentes?
El que comprende la palabra de Dios y la pone en práctica debe saber que, si antes tenía enemigos, ahora tendrá más, y hasta límites nunca antes sospechados. Y en gran medida, se ganará enemigos grandes por no permitir la influencia del mundo en su forma de vivir. La razón principal de la creciente persecución a los cristianos, es por esa esencia que no le permite aceptar las ideologías contemporáneas, es porque el evangelio predicado por Cristo, uno auténticamente ejercido, nunca cederá al control.


La gracia es injusta

La idea de que Dios perdona incluso a los peores pecadores puede ser vista como algo moralmente cuestionable, ya que parece "injusto" que aquellos que han causado daño puedan ser redimidos sin pagar el precio por sus acciones.
Para comprender esto no se necesita gran explicación. Todos hemos escuchado frases como: "El hijo siempre va a ser hijo sin importar nada", o: "Hijo, si alguna vez cometes un error, por muy grave que sea, acude a mí; te apoyaré sin importar nada". Entonces, si lo vemos en películas o en las noticias, es algo digno de aplaudir y conmoverse. Pero, ¿si Dios Padre
lo hace es injusto?


Es un mensaje anticuado

Algunas personas consideran que los valores y enseñanzas del evangelio están desfasados y no se alinean con los problemas y prioridades de la sociedad moderna.
En un mundo lleno de trampas y tentaciones como nunca antes en la historia, en una sociedad confundida y carente de una moralidad compartida, la redención por medio de Cristo Jesús está más vigente hoy que en los tiempos en que Él predicó.


El evangelio fomenta la culpa

Algunos afirman que el mensaje de redención a menudo se basa en inducir culpa para que las personas sientan la necesidad de reconciliarse con Dios.
Aquí vuelvo a mencionar la religión institucionalizada. Es cierto que muchos, pensando en sus intereses económicos, hacen mal uso del mensaje al enfatizar la culpa. Sin embargo, es importante señalar que muchas personas que buscan esta transformación no lo hacen por influencia externa, sino por el vacío o la culpa que, sin necesidad de que alguien se lo dijera, ellos ya sentían.
En lo personal, eso fue lo que ocurrió conmigo. Me resultaba imposible vivir conmigo mismo a causa de mis momentos más débiles.


Es una imposición cultural o familiar

Otra crítica común es que la reconciliación con Dios no es una elección genuina, sino el resultado de presiones culturales, familiares o sociales. Según esta visión, muchas personas adoptan el cristianismo porque han sido criadas en ese entorno, y no porque hayan tomado una decisión consciente o auténtica.
La imposición religiosa por medio de la familia o la cultura es un hecho innegable. Por lo tanto, cuestionar nuestras creencias es un derecho que nos corresponde. Aquí, más que contraargumentar, me gustaría invitar a aquellos que están en esa situación a renovarse. Como los casados que renuevan sus votos, el religioso que siempre lo ha sido, debe buscar la renovación de su fe y salir de su zona de confort, buscar lo auténtico para sentir verdaderamente la gracia.


Es una salida fácil para limpiar la conciencia

Una protesta recurrente hacia el que se convierte es que tomó el camino fácil ante las consecuencias de sus malas acciones.
Respecto a esto, digo que este mundo no exige mucho para progresar a pesar del pasado. Todos conocemos personas que se sobreponen a sus manías nocivas, o que incluso cometieron crímenes y, a pesar de eso logran prosperar. La redención por medio de Cristo Jesús no es solo aceptar que has hecho mal y pagar las fallas condenables por leyes constitucionales, sino que además, debes gritar al mundo las fallas de la mente y el corazón. ¿Quién en su "sano juicio" hace esto?
Reconciliarte con Dios implica hacer a un lado las justificaciones. Es dejar de culpar a los demás, aceptar que tus convicciones estaban falsamente fundamentadas y reconocer que has sido falso. Entonces, ¿dónde está lo fácil?
Cuando alguien se somete a este proceso, no lo hace con la garantía de que estará en paz después. Si así fuera, yo no hubiera tardado tanto en hacerlo. Y si esa paz al convertirse fuera palpable, todos estarían haciendo fila para hacerlo. Es cierto que Jesús dijo: "Vengan a mí, que yo los haré descansar". Pero saberlo no me facilitó la confesión, porque yo también pensaba: ¿De qué me servirá confesar los pecados? Más enemigos me voy a ganar, más rechazo y desprecio. Solo hasta que lo hice supe la gracia de dicho acto.


Bueno amigos, les agradezco por tomarse el tiempo de leerme. Le agradezco a Dios por la oportunidad de escribirles. Bendiciones a todos.

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